Por Elisa Simon
Introducción:
La presencia judía en la
Península se remonta a época romana. Después de sobrevivir a los visigodos, los
sefardíes jugaron un papel importante durante la conquista musulmana del 711,
apoyando y ayudando a los hombres de Musa y Tariq en su avance por la Península.
A lo largo de los siglos de época andalusí, los sefardíes alcanzaron su máximo
esplendor en todas las facetas. En al-Andalus, los judíos o yahudiyyun,
integraban la llamada “ahl ad-dimmi”, es decir, la familia o gente protegida por
el Islam, al considerarlos “gentes del Libro”. El estado musulmán exigía el pago
de un impuesto de capitación llamado yizya.
Organización de las comunidades
judías en al-Andalus:
Las comunidades sefardíes en
al-Andalus, contaban con una figura principal, llamado nasí o nagid. Debía ser
una persona honrada, honesta, culto, de gran prestigio, estimado por los suyos.
Uno de los mejores ejemplos de nasí de al-Andalus, es la figura de Hasday Ibn
Shaprut, del cual ya hablamos en otros artículos de este blog. El cargo de nasí
lo nombraba el gobierno andalusí. Sus funciones más importantes consistían en
ocuparse de los asuntos comunitarios en territorio andalusí, mantener contacto
con otras comunidades judías fuera de al-Andalus, representar a los sefardíes
frente al gobierno andalusí.
Cada comunidad contaba con dos
autoridades, el rabino para temas religiosos y el dayyan o juez para
arreglar los litigios internos.
Emplazamiento de las juderías en al-Andalus:
En general, las juderías
andalusíes no estuvieron cercadas. En muchos casos se trataba de arrabales o
barrios periféricos a la medina, situados en los caminos principales de las
ciudades. Las juderías solían estar cerca de un edificio del gobierno, podían
también estar localizadas pegadas a las murallas de las ciudades, bien
intramuros o bien extramuros.
La vida diaria giraba en torno a
la sinagoga, el mercado, la escuela, la casa. Centrándonos en Sevilla, debemos
dar un previo repaso a la estructura de la ciudad en aquellos tiempos.
Judería andalusí de Sevilla:
En cuanto a su emplazamiento,
las fuentes son escasas, otras son confusas, tampoco se han realizado trabajos
de investigación arqueológica, por lo que el grueso de este artículo es una
hipótesis, una teoría de dónde podrían haber estado localizadas las juderías
andalusíes.
Siguiendo las pocas pistas nos
llevan a tres entornos de Sevilla: la actual parroquia de la Magdalena,
parroquia de San Lorenzo y parroquia de San Pedro.
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<!--[endif]-->San Pedro: siguiendo las características
estructurales de las ciudades, este entorno cumple, por decirlo de alguna forma,
todos los puntos antes descritos: En época califal, taifa y almorávide existía
un palacio administrativo llamado al-Mukarram. Es curioso que una de las calles
donde estaría su emplazamiento, se llame hoy día, Alcázares. Contaba con salida
a dos caminos importantes hacia el norte de la ciudad, lo cual facilitaba la
entrada y salida de mercaderías. Una zona de la judería estaría pegada a la
muralla califal, como se puede apreciar bien en el mapa del video. Hoy en día se
encuentran en esa zona de Sevilla, tres Iglesias, dos de ellas mudéjares, de
pequeñas dimensiones. ¿Podrían haber sido antiguas sinagogas?
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Magdalena: revisando las características y
observando el plano del video, situamos esta teoría fuera de la muralla califal.
Y no solo eso, sino que la judería estaría separada de la medina por un brazo
del río Guadalquivir. Sigamos esta hipótesis. La judería estaría cerca de una de
las puertas de acceso a la medina, una de las más importantes, ya que por ella
entraban los productos y mercadería tanto de la zona del aljarafe como del
puerto fluvial. No olvidemos que el puente de barcas no se construye hasta la
llegada de los almohades, hasta entonces el transporte se debía hacer con
barcas. Debemos situar el muelle de la Sal no muy lejos del emplazamiento de
esta segunda teoría de la judería andalusí. Muchos sefardíes trabajaban en el
puerto, como mercaderes o comerciante de productos de lujo, como telas,
perfumes, libros, joyas, procedentes de países mediterráneos. Situar la judería
en este enclave podría tener su lógica, a pesar de quedar extramuros, ya que
tendrían cerca la actividad comercial del puerto y fácil acceso a la medina.
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<!--[endif]-->San Lorenzo: en este caso, la teoría no
guarda las características arriba indicadas. Pero empecemos desde el norte,
apoyándonos en el mapa del video. Vemos una laguna, la buhayra grande, que en
tiempos abbadíes fue disecada, pero no del todo. Aquella laguna media seca se
convirtió con el tiempo en un vertedero extramuros. Siguiendo el mapa, en esa
parte, la muralla da un giro bastante pronunciado y no hay ninguna puerta de
acceso a la medina. En aquella zona no había ningún edificio del gobierno.
Parece que el rey al-Mu´tamid tenía junto al río un palacio de verano, más o
menos donde se sitúa hoy el convento de San Clemente. Sin embargo, según mi
humilde opinión, veo este emplazamiento teórico con poca base. Está muy alejado
de la medina, sin acceso a ella y junto al vertedero de la ciudad. Teniendo en
cuenta la importancia que alcanzó la judería en el siglo XI, no me cuadra que
estuviera localizada en un entorno semejante.
Resumiendo estas hipótesis y
dando una opinión personal, pienso que la localización de la judería andalusí
más razonable es en la zona de San Pedro.
Desarrollo de la judería
andalusí:
Aprovechemos para dar un repaso
general a la historia de la judería andalusí de Sevilla a través de sus
personajes ilustres:
Durante el período emiral y
califal, la judería sevillana, vivió a la sombra de la de Córdoba, pero no por
eso fue menos próspera, su rabino se llamaba Saadia ben Joseph. En
general, los sefardíes se dedicaron al comercio fluvial y terrestre, la
artesanía y la medicina. Después de la caída del califato y durante la fitna o
guerra civil, (1023- 1031) los sefardíes, al igual que todos los andalusíes,
apoyaron a unos y otros dirigentes que ocuparon el moribundo trono califal. La
creación de los reinos de taifas, provocó un peregrinaje de los científicos y
literatos que buscaban un mecenas. Así, Granada, Sevilla o Zaragoza recibieron
familias sefardíes ilustres que destacaron en política y las ciencias. Familias
nobles sefardíes que alcanzaron gran fama a lo largo del siglo XI son: Los
Baruch al-Balia, Los Ibn Muhajir, los Ibn Azhar, los ben Migash, los Ben
al-Yatom, los Abrabanel.
La judería andalusí llegó a su
máxima extensión en el siglo XI, bajo la dinastía abbadí. El proceso se debió a
una serie de oleadas de sefardíes, que huyendo de otras taifas, encontraron
refugio en Sevilla. Hubo una primera llegada de cordobeses a principios del
siglo XI. Más tarde, en el 1066, arribaron a Sevilla un gran número de sefardíes
granadinos, los cuales abandonaron Granada, a raíz de la revuelta popular
después del asesinato del visir judío Joseph ibn Nagrella (hijo de Samuel Ibn
Nagrella). Una tercera oleada se produjo después de la caída de Toledo en el
1085. Este suceso causó una gran conmoción en todo al-Andalus y a todos los
niveles. El mapa de al-Andalus se redujo de forma alarmante, mientras el rey
leonés Alfonso VI no cesaba de hostigar, con razzias y exigiendo más y más
dinero de los reyes taifas. La pérdida de Toledo supuso el principio del fin de
los reinos de taifas.
Familias ilustres de la
judería:
Las familias más ilustres y
ricas encontraron su lugar entre los cortesanos del rey al-Mu´tadid y su hijo
el rey al-Mu´tamid. Isaac ben Baruch al-Balia, ocupó el cargo de nasí de la
taifa sevillana y formaba parte de la corte como matemático y astrónomo.
Isaac ben Baruch Al-Balia (Córdoba 1035 – Granada 1094) fue un gran
talmudista y rabino de Sevilla. Procedía de una de las familias judías más
antiguas de la Península. Según parece se habían asentado primero en Mérida en
época romana, hasta que se trasladaron en un momento dado a Córdoba, donde
formaban parte de la élite sefardí. Ben Baruch, coleccionaba libros, logró así
reunir una importante biblioteca, la cual convirtió en un centro de enseñanza
para los sefardíes.
Bajo los reinados de al-Mu´tadid
y al-Mu´tamid ocupó el puesto de visir el sefardí Abraham ben Meir ibn
Muhajir, mientras que su hermano Abu Sulayman ibn Muhajir se dedicó a la poesía
de la corte junto con Abu al-Fath Eleazar ibn Azhar.
Un sevillano ilustre fue el
talmudista Joseph Meir ben Migash (1077
– 1141). De familia
influyente, recibió una esmerada educación. Su padre lo envió a Lucena a
estudiar en la escuela talmúdica. Allí fue el discípulo del gran sabio Isaac
ben Jacob al-Fezí, quien lo tomó como un hijo y le enseño durante 14 años el
Talmud y demás ciencias. Cuando al-Fezí, director de la academia estaba al final
de su vida, dejó escrito que fuera el joven ben Migash quien lo sucediera. Así
fue. Tenía ben Migash 26 años cuando se hizo cargo de la dirección de la
Academia de Lucena. Estuvo al frente de ella 38 años, durante los cuales la
Academia alcanzó su máximo esplendor. El padre de Maimónides estudió allí.
Bajo los almorávides alcanzó
gran fama el sevillano Abu Ayyub Sulayman Mu´allím al-Yahudi, médico de
la corte almorávide de Alí ibn Tashufin. Según parece se trasladó con él a
Marraquech. Compartió la corte con el sefardí Abu-l-Hasan Abraham ben Meir
ben Kamneil, como diplomático.
La primera etapa almohade
provocó que muchas familias emigraran a otros sitios, debido al ambiente hostil
de los primeros tiempos. Los sefardíes sevillanos llegaron a ciudades como
Gerona, Barcelona o Toledo, así como a distintas ciudades a lo largo del
Mediterráneo, como Fez o el-Fustat (El Cairo), por ejemplo. La judería inició un
periodo de decadencia. Los motivos pueden ser por la disminución de sefardíes,
así como su pérdida de influencia en política y economía. Hay que recordar
también las enormes obras de expansión y embellecimiento que tuvo Sevilla bajo
los almohades, lo cual transformó la vieja medina en una ciudad capital de
al-Andalus.
En 1248 el rey Fernando III
conquistó Sevilla. Se produjo el repartimiento de la ciudad y entregó un
distrito a los sefardíes (hoy Santa Cruz y San Bartolomé), es decir, que había
una comunidad judía en Sevilla en el momento de la caída de los almohades.
Fernando III hizo una maniobra repetida a lo largo de la historia, con el fin de
debilitar un grupo o comunidad de una ciudad: desplazó la judería andalusí hacia
la zona de los actuales barrios de Santa Cruz y San Bartolomé, la nueva judería.
Fuentes: http://www.jewishencyclopedia.com/.
Mapas aportados
por Mario José Mañas López
REFRANES de “Refranero Sefardí”
Centro educativo Sefardí en Jerusalem, sección latinoamericana.
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->El se lo kanta, él se lo baila.
(el se lo guisa y el se lo come)
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<!--[endif]-->El loko da, el sezudo toma ( el
inteligente sabe aprovechar las oportunidades)
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Ken bien se quiere, en poco
lugar cave
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->La mijor palabra es la ke no se
avla.
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->La manseves es una vez, el ke se
la goza sabe lo ke es.
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Amigo ke no empresta i kuchio ke
ni korta, si se pierden poko importa
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Al ijo como lo ambezates, al
marido como lo anzates (al hijo como lo educaste, al marido como le enseñaste)
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->La ke tiene butika debaso del
umbligo, no se muere ni de ambre ni de frio. (la mujer seductora no se muere ni
de hambre, ni de frío)
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->De lo ke vees creete la mitad, i
de lo ke oyes, nada
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Del viejo, el konsejo y del
riko, el remedio
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->La fortuna tiene dos pies, kon
el uno viene, kon el otro se va
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Mas vale ser kavesa de ratón i
no kola de león
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Kompra fama buena i échate a
durmir
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Ken te izo cuzinera? El safran o
la pimienta?
Texto del libro “Sabores y
misterios de la cocina sefardí” por Patricia Finzi. Grupo editorial Shalom.
El
pranso
Grande pleto en la kuzina de la
senyora Perla, mi vizina.
Un
grande pranso tenía ke aparejar, i aínda no savía kualo gizar.
En
sima de la meza en la kuzina de la senyora Perla, mi vizina tomates, pimintones,
berendjenas, patatas, pipinos, sivoyas i kalavasikas.
Saltó
la berendjena:
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Yo so ermoza, grande i morena;
Yo en la meza so la reyna;
Me komen en salata o me gizan.
Saltó
el tomate, kolorido i polpudo:
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->A mi me komen gizado o krudo;
Me meten en kada comida.
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Bueno, bueno – disho la
kalavasika-
Gizándome kon ajiko i tomate
Yo también so muy savorida.
Saltaron la sivoya, la patata i
el pipino:
<!--[if !supportLists]-->-
<!--[endif]-->Porké a nosotros no metís tino?
Entones la senyora Perla, mi
vizina, mareada, se fuyó de la kuzina. Se asentó en el salón, en la mano un
papel y un krayón.
I en
el papel kon el krayón eskrivió:
Salata de tomate, sivoya,
pipino, azeyte, prishil i limón,
Por
seguro le agradará a mi marido Shimón.
Berendjena frita kon tomate,
vinagre i ajiko,
Es la
salata preferita de mi ijiko.
La
kalavasika bien kavakada será kon arroz y prishil incida,
I
muncha sabor le va dar mismo al mas difisil paladar.
Una
gayina al orno con patatikas i bizelia,
Por
seguro se chupará los dedos la familia.
Un
buen arroz kon salsika de tomate y garvanso
Kompletaran este ermozo pranso.
I es
ansí ke la senyora Perla, mi vizina, metió paz i orden en la kuzina.
(Isahar Avzaradel – Ashdod
Israel, extraído del libro “Sabores y misterios de la cocina
Sefaradí)
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